El mito de Electra ha sido uno de los más visitados por la dramaturgia en toda la historia, no sólo en sus textos fundacionales. Por siglos, esta historia de muerte sirvió de inspiración para referenciar distintos momentos y episodios en visión contemporánea o clásica, y en adaptaciones que lo trasladaron de la Grecia original a ámbitos más cercanos e identificables para el espectador.
Esta noche, la Fundación Teatro Universitario, en coproducción con la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNT, el Ente Cultural de Tucumán, la Sociedad Francesa de Tucumán y la Marca Tucumán, estrenará su propia mirada basada en la “Electra”, de Eurípides, en versión y dirección de Ricardo Salim, al frente de un elenco de 20 actores y actrices. Serán sólo ocho funciones en el Teatro Alberdi (Crisóstomo Álvarez y Jujuy), todas a las 21.30.
“Con el correr de los siglos, el interés por la temática de esta obra se mantuvo intacto y dio lugar a numerosas creaciones que pretendieron exponer diversas posturas ideológicas, políticas, filosóficas, según la época y el lugar de gestación. De las iniciales de Esquilo, Sófocles y Eurípides, se llegó a ‘Las moscas’ de Jean Paul Sartre, ‘El luto le sienta a Electra’ de Eugene O’Neill y ‘La caída de las máscaras’ de Marguerite Yourcenar. Esto demuestra que tiene gran vigencia y popularidad en nuestro tiempo”, afirma Salim, que ambienta su puesta en los cañaverales tucumanos.
- ¿Qué te está diciendo “Electra” que te interesó montarla?
- Su mito y la temática de la venganza de sangre que genera un encadenamiento de muertes, ha sido expuesta y resuelta de maneras diversas. En los tres grandes trágicos griegos del Siglo V a.C. se observa un lento declinar de la incidencia de la voluntad divina por sobre el accionar humano. La de Esquilo es profundamente religiosa, las decisiones de los héroes están ligadas a la voluntad divina, motor de los actos humanos; pero los héroes no pierden nunca la responsabilidad de sus actos e intenta mostrarnos un mundo gobernado por la sabiduría divina, en el que los dioses apoyan al que respeta sus normas. En la obra de Sófocles, el tema no reside en el contraste entre los designios humanos y el gobierno divino, ya que el ser humano es el que ocupa el centro de la obra, mientras que los dioses están relegados a un segundo plano. Y Eurípides trae la propuesta más moderna: representa la evolución hacia la responsabilidad por parte del héroe, en menoscabo del elemento divino. Le interesaba el hombre, por lo que veía en las deidades, meras ficciones engañosas o poderes ciegos e irracionales de la naturaleza.
- Y eso te llevó a inclinarte por este último texto para adaptarlo...
- A pesar de haber iniciado mi carrera teatral con el estudio de Sófocles, elegí la versión de Eurípides, el poeta trágico más cercano a nosotros, el más potente en el modo de describir. Esta familia disfuncional, en la que se desatan actos de violencia, nos resulta familiar en nuestros días. Es una obra corta, en donde las acciones se suceden rápidamente, llegando a niveles de gran densidad dramática. Su estructura es fascinante por lo clara y concisa, y el tratamiento de los personajes y su evolución resulta sorprendente.
- Aparte de la referencia espacial a Tucumán, ¿qué otros cambios introdujiste?
- Los dos protagonistas representarán sus roles cambiando el estereotipo de sus géneros: nadie esperará ver una feroz e indomable Electra y un frágil, siempre retraído, Orestes. Electra, llena de odio e ira, pondrá al espectador de su lado en la primera parte de la obra; luego Orestes, corroído por la culpa, generará compasión hacia el final. La tragedia derivará en un caos incontrolable y un final sorpresivo.
- Encarás nuevamente un clásico, ya una especialidad tuya.
- Emprender un proyecto teatral requiere mucho tiempo de estudio. Los clásicos nos dan la posibilidad de analizar el pasado como aprendizaje para recuperar y utilizar en nuestro tiempo. Hay clásicos que perdieron vigencia, y otros que se mantienen intactos. Esos son los que elijo.
- ¿No sería misión de los elencos estables hacer este repertorio?
- Para montar un clásico, generalmente se requieren elencos numerosos. Para el teatro independiente resulta riesgoso, y muchas veces, a pesar del éxito artístico, no se obtiene una retribución económica acorde a lo invertido. Los elencos estables, que poseen estructuras económicas más sólidas, corren menos riesgo al encarar estos montajes, por lo que sí, deberían incorporar en su programación los clásicos.
- ¿Sobre qué estética gira este montaje?
- Trabajamos con una estética minimalista atemporal. La tragedia puede suceder en cualquier época y lugar.
- Tu montaje es con un coro. ¿Hay una recuperación del clásico griego en ese aspecto?
- Hoy en día los protagonistas de las artes, del entretenimiento y del deporte, disfrutan y sufren el apoyo de sus fans (como lo viven Lionel Messi y Madonna, por ejemplo). El coro griego cumplía una función similar: podía vanagloriar, criticar, repudiar y hasta agredir a los protagonistas en sus acciones. En nuestra versión, es utilizado para mostrar la fragilidad de su adhesión o rechazo a las acciones de los personajes en el transcurso de la obra.
- ¿Cómo se articuló el trabajo escénico?
- El proceso estuvo dividido en etapas: se realizó la versión actualizada, luego se hicieron los arreglos de los textos poéticos, convertidos en canciones o recitados. A continuación, se armó el elenco, se diseñó la puesta en escena, se seleccionó la banda sonora y se musicalizaron las canciones. Se diseñó el espacio escénico necesario para la puesta, y la estética de la escenografía y el vestuario. Iniciamos los ensayos e incorporamos a Beatriz Lábatte, a cargo de la dinámica de los coros. Comenzaron los ensayos, y luego el montaje en el Teatro Alberdi.
Participantes
- Huerto Rojas Paz, Franco Ochi, Sergio de Filippo, Manina Aguirre, Indio Armanini, Rodrigo Palacios, Gonzalo Véliz, Ramiro Maturana, Sandra Virgolini, Romina Muñoz, Mili Muñoz Molina, Luciana de Filippo, María Laura Hernández, Patricia Cudugnello, Orly González, Mauricio Varela, Francisco Galarzo, Emiliano Murga, Sebastián Bulacio y Mariano de Filippo.
- Movimientos de coros: Beatriz Labatte
- Textos poéticos: Norma Salim
- Composición musical: Gerardo Alderete
- Asistencia de dirección: Gustavo Fagioli
- Dirección: Ricardo Salim